13 de octubre de 2010

Escrito en el Cuerpo


Mi cuerpo un bollito de plumas, una piel de oveja arrollada, un cisne dormido.
Un círculo de carne alrededor de tu carne.
No te alejes, no me ahogues, tapa estos sexos llorones pero sin despegarte de mí un milímetro.
La colcha ahí, los pies afuera, las manos  quemándose los huecos.
Cama que gira y separa tu cabeza de la almohada que se cae y se vuelve furiosa queriéndonos.
Loca de anudarte al deseo con todas mis uñas rasgándote como una hoja. Lamiéndote las nervaduras.
Hoja de cristal, hoja de junco, hoja de mimbre que me reduce a perra absurda olfateando tu vegetal órgano.
 Mi rostro caracol resbala pegajoso, llevando mi casita rodante arriba, abajo, adentro de tu tallo.
Al fin decís, al fin digo, escribir un poema sobre tu cuerpo, que nadie leerá nunca.
 Ni siquiera vos delante del espejo sosteniendo la mirada en el cristal que te miente que sigo ahí dentro.
 Te has obsesionado en leerme a pesar del sudor que borroneó las letras.
Y ahora chorrean vocales en la madrugada de relojes fracturados sobre el reflejo de mis pechos.


Y ahora soy yo en el espejo que te mira regresar de tu orgasmo consonante.

No hay comentarios: